"Un lector vive mil vidas antes de morir. Aquel que nunca lee vive solo una..."
GEORGE R.R. MARTIN, Danza de Dragones

lunes, 25 de noviembre de 2013

Relato: LA DOMADORA DE BESTIAS (II) (By Álex)

LA DOMADORA DE BESTIAS (II)

Ele estaba totalmente frustrada, el plan que, con tanto esmero había estado planeando, no estaba dando resultados. Llevaba estancada dos semanas en lo mismo y no avanzaba. Todo el rato encontraba nimiedades que no servirían para su plan de escape. La libertad de búsqueda que le habían proporcionado no sería para nada. Solo tenía acceso a los horarios y a información de aulas, laboratorios y demás cosas relacionadas con los estudios. Si quería más información tenía que conseguirla de otro modo. Solo le habían dado las claves de los ordenadores que clasificaban datos y horarios inútiles para su objetivo pero Ele sabía cómo conseguir todo lo que ella quisiera usando su habilidad. Durante las dos semanas pasadas había estado intentando encontrar apoyo en Jandro y Cat, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a colaborar con ella. Pensaban que su plan era completamente improvisado y no podían encontrar motivos para apoyarla en su decisión de huir repentinamente. Realmente ni siquiera lo habían intentado y por ello Ele estaba cabreada con ellos. La oportunidad que tanto tiempo habían estado esperando ahora estaba siendo ignorada por los conformismos que tanto odiaba Ele. Le daba igual, aunque no la apoyaran ella conseguiría la clave para escapar y resolver todas sus dudas. Al principio Jandro y Cat le apoyaban dado que les parecía un buen plan, pero como con el paso de los días no consiguieron nada, dejaron de ayudarla. Jandro porque todavía tenía que acabar el castigo impuesto por los jefazos y Cat porque seguía con sus estudios y tenía que seguir haciendo de tapadera respecto al espionaje de Jandro. Harta, por la actitud de sus amigos, decidió convocar una reunión del trío pero no resultó para nada. Más bien, todo lo contrario. Jandro decidió no colaborar hasta que Ele se tranquilizase y encontrara algo que realmente le interesara. Cat, simplemente se disculpó porque no veía los argumentos necesarios para seguir adelante con el plan. En definitiva, como muchas veces, Ele volvía a trabajar sola en sus planes. Ella comprendía que sus amigos no tuvieran el mismo espíritu de lucha pero igualmente tenía que seguir luchando para conseguir todas las respuestas a sus preguntas.


Se encontraba en el Abrevadero de las Almas, junto con Pequemiau ideando una estrategia para conseguir toda la información necesaria. Ella también estaba cansada de no encontrar cosas útiles y ahora buscaba la manera más rápida de incentivar a sus amigos para seguir con el plan. Tenía que aprovechar todo el margen que le habían dado para investigar sin caer en las trampas, que claramente habían puesto a propósito.  No encontraba ninguna alternativa mejor que atacar el sistema informático utilizando agresivamente sus conocimientos. Sabía que era demasiado arriesgado y que si le estaban poniendo trampas era por algún objetivo en concreto…para que cayera en ellas, básicamente. Tras mucho cavilar mientras hacía bocetos de Pequemiau, decidió preguntarle y entró en contacto psíquico con el gato redimido.


-          Disculpa si ofendo a su majestad, pero es mi menester preguntar por consejo real.- Sabía que ha Pequemiau le hablaran en tono mayestático y lo quiso aprovechar.
-          Cuando tú me hablas en ese tono es que quieres pedirme algo. Trabajo inútil puesto que te ignoraré cual mierda entre la basura.- Replicó en tono burlesco e hiriente.
-          Da igual lo que digas me adoras y tu responsabilidad para conmigo es aconsejarme en todo aquello que necesite.- Respondió en un tono altivo.
-          Sabes que solo lo hago por tu madre…
-          Sí, lo sé. Por eso responderás a mis preguntas.- Había ganado y lo sabía, ahora presentaba una sonrisa de triunfo.
-          Tienes un minuto para exponer tus problemas y yo te responderé lo que me de la gana… sabes que lo haré.-
-            Suficiente.- Le contó todo lo que había maquinado, y cuál era su plan para conseguir información. -¿Qué te parece?-
-          Realmente es la peor basura que ha entrado por mis orejas y probablemente el peor plan estructurado de toda la historia.-
-          Eso da igual, ¿me ayudas?-
-          Solo te diré una cosa. Tienes un talento especial por algo, no para desperdiciarlo hablando con tu protector.-
-          De acuerdo pero…¿de qué me sirve esto?- Realmente estaba otra vez perdida entre los consejos de Pequemiau.
-          Si no entiendes eso… a lo mejor es que no mereces tú apodo. No sólo puedes controlar a las bestias ¿recuerdas? Ahora déjame descansar.-
-          ¡Pero si eso es lo único que haces en todo el día! ¡Ayúdame!- Respondió airada, aunque ya estaba comenzando a comprender lo que le había dicho Pequemiau.


El gato no respondió. Se levantó de su rincón favorito y se encaminó hacia los cuadros pintados de Ele. Con toda la naturalidad del mundo, sacó una de sus zarpas, se giró y miró a Ele con algo parecido a una sonrisa, pero él no podía sonreír ¿o sí? Acto seguido rasgó un cuadro que donde tenía pintado el cerebro humano, con paisajes oníricos diferenciando la parte racional de la parte empírica. Ele saltó corriendo para castigarle pero Pequemiau ya había salido. Se colocó junto al cuadro enfadada, y descubrió que lo había hecho por su bien, le había señalado claramente lo que debía hacer.


Bajó a la planta baja de su apartamento y fue a vestirse. Quería meterse en la mente de una persona a través de contacto y, al menos, quería causar buena impresión. Se decidió por una camisa blanca holgada de manga larga, con unos pantalones vaqueros azules y unos zapatos marrones. El pelo se lo soltó y se puso un colgante en forma de gato con rubíes por ojos. Ya estaba lista para el acecho de la presa. Solo tenía que esperar a que llegara su turno para ir a la sala de administración, donde encontraría a alguien para meterse en su mente y averiguar cosas interesantes. Mientras esperaba que llegaran las siete de la tarde pensó en su habilidad. Podía meterse en la conciencia de los animales, muchas veces inútil por falta de inteligencia, y también manipular y meterse en la mente de las personas. Era un proceso arriesgado dado que durante la inmersión en la mente de su presa su cuerpo quedaba totalmente inservible. Además si la mente del huésped era demasiado fuerte, su conciencia acabaría siendo reducida a la nada dentro de la mente del huésped. No le gustaba hacerlo, pero estaba de acuerdo en que debía intentarlo. Por ella y por sus amigos. Solo se había metido una vez en la mente de otra persona, esa había sido la de su padre. Cuando se metió dentro de su cerebro solo sintió recuerdos horribles, sentimientos contradictorios y mucho dolor. Todo esto antes de ser repudiada en la mente de su padre y acabar exhausta por el proceso. Esto fue el día de su llegada al Centro.
Había llegado la hora, abrió la puerta de su habitación tan colorista y personal y salió a los pasillos del ala uno. Recorrió todo el pasillo y bajó hasta la primera planta donde tendría que ir por el pasillo central hasta el ascensor que comunicaba todo con la sala de administración. Llegó rápidamente y, por suerte, había poco tránsito de personas. Podía manipular fácilmente a quien quisiera si estaba lo suficientemente escondida. Solo estaban un encargado de mantenimiento y el jefe de la sala de administración. Si quería conseguir información lo tenía que hacer rápido el tránsito psíquico. Decidió que aunque fuera más difícil, se metería en la mente del jefe y así conseguiría toda la información. Estaba en su despacho privado, así que lo mejor era esconderse en la sala de mantenimiento  y esperar a que saliera. O en su defecto, provocar la salida. Se decantó por lo segundo. Gritó como si le hubieran clavado un cuchillo y se escondió tras la puerta medio abierta de la sala de mantenimiento. Rápidamente el conserje pasó corriendo y acto seguido el jefe detrás. Cuando el jefe ya estaba entrando de nuevo en el despacho, utilizó su habilidad. Solo tenía que concentrarse en el aura que despedía la otra persona e introducirse en su mente agarrándose a una conexión entre alma y cuerpo. Le estaba costando encontrar la conexión y podía perder su oportunidad así que, aunque fuera peligroso, lanzó directamente su consciencia al jefe. Eso era muy peligroso porque el cuerpo quedaba expuesto y sin sentido. Además su consciencia se debía debatir contra las barreras de la otra persona. Comenzó su lucha.


La consciencia de Ele entró en contacto con la consciencia del jefe. Era depresiva y fácil de manipular. Eso le resultaría útil para después, manipular sus recuerdos. Ahora lo que debía hacer era meterse de lleno en su mente. Ya estaba empezando a sentir repulsiones hacia su consciencia cuando consiguió penetrar en la mente del jefe. Una vez estaba dentro era como una conexión nerviosa que se metía a través de las neuronas y sacaba información. Pero esta vez era diferente, tenía más control sobre sus acciones. Se metió en todos aquellos recuerdos sin barreras personales para indagar y encontrar sus respuestas. Todo estaba organizado, la parte racional de su cerebro guardaba hechos, actos y demás cosas racionales y necesarias para su supervivencia. En cambio, cuando llegó a la parte onírica, todo cambió. O estaba bloqueado emocionalmente o simplemente eran experiencias bonitas y recuerdos felices. Rápidamente llegó a la parte donde guardaba todos sus recuerdos profesionales. Ahora le tocaba a ella encontrar claves, datos, pases de acceso para conseguir su objetivo. Lo consiguió rápidamente fácil y pudo salir de sus recuerdos. Pero nunca antes se había sentido tan capaz y su sentido le decía que probara algo más. Así hizo, se metió en el sistema nervioso y cuando se quiso dar cuenta, había conseguido manipularle. Ahora veía con sus ojos, tocaba con sus manos, caminaba con sus piernas y sentía con su cerebro. Este descubrimiento la fascinó tanto que perdió gran parte de su conciencia aparente, y se dio cuenta de que debía volver a su cuerpo si no era demasiado tarde. Se encontró con que no sabía volver desde donde estaba y entró en pánico. Estaba empezando a desaparecer conscientemente y no podía volver a su cuerpo ni a su mente. Debía encontrar algo para poder volver. De repente se le ocurrió. El contacto físico a lo mejor la podía devolver. Corrió sintiéndose extraña en un cuerpo que no era el suyo hacia la sala de mantenimiento, en frente al despacho del director, en este caso de “él”. Encontró su cuerpo inconsciente en el suelo, y cuando ya estaba a punto de perderse dentro de la otra persona… tocó el cuerpo de Ele, o ella. Afortunadamente funcionó y Ele volvió en sí. Estaba tirada en el suelo, y al lado suya estaba el jefe de administración aturdido y desorientado. Era su oportunidad, debía escapar. Así lo hizo aprovechando la confusión entre los presentes. Miró el reloj, era su récord. Había estado un minuto en la conciencia de otra persona y casi había perdido la suya. Pero valía la pena ¿no?



Ya había encontrado todo aquello que quería y por fin tenía suficiente información para acceder a los archivos privados. Ele creía que cuando hubiera obtenido aquella información todo cambiaría y por fin podrían escapar todos juntos… pero ¿podrían después de todo?  

domingo, 24 de noviembre de 2013

Capítulo: LA FUGITIVA REBELDE (II) (By Álex)

LA FUGITIVA REBELDE (II)



Llevaba ya tres semanas en la base improvisada al lado del recinto que había sido su prisión hasta hacía bastante poco. Esthela ya estaba harta de esperar tanto tiempo hasta que la llevaran a la base general de la organización LOCUS AMOENUS, que le había salvado de aquellas torturas y maltratos que tanto le dolía recordar. No sabía qué hacer, ella quería seguir investigando pero su inconsciente le decía que había llegado a su límite. Después de tantas aventuras, realmente estaba cansada de luchar por algo que parecía imposible cumplir. Esthela intentaba ser fuerte pensando en su querido hermano, de esta forma se auto convencía de que debía seguir adelante. Por fin parecía que su suerte cambiaba, le habían ayudado a escapar de aquel inhóspito lugar y ya era libre de investigar todo lo que quisiera… pero no. Cuando le rescataron la organización la mantuvo en cama dos días para que se recuperase y, de esta forma pudiera seguir adelante en su camino. Todo cortesía, cortesía falsa por supuesto. Cuando sanaron todas sus heridas y le ayudaron a recuperarse comenzó su segunda prisión. Día tras día era sometida a interrogatorios sobre la organización en la que había estado recluida. << Es curioso, salgo de una organización que me llamaba contraespía a otra que me utiliza para ello>> pensó Esthela.  Cuando ella preguntaba no había respuestas sólo evasivas que conllevaban estar más tiempo con ellos. Ya estaba harta, pero no tenía otra alternativa… ni siquiera podía volver a casa. Demasiadas preguntas y pocas respuestas para regresar. Así que lo único que hizo fue esperar y esperar. Pasadas las dos semanas algo cambió, ya no era sometida a interrogatorios y ni siquiera reparaban en su existencia… era libre más o menos. Preguntó la causa de tal desprecio después de tanta pregunta pero, como siempre, el más absoluto silencio reinaba cuando ella preguntaba. El único que le hablaba y le respondía a sus preguntas era Jacob, un joven de su misma edad, moreno, de ojos verdes como ella y de estatura media. En cierto modo se parecía a su hermano y eso creó una cierta simpatía entre ellos. Al principio no le contestaba como el resto, pero con el paso de los días Esthela se ganó su compasión y poco a poco fue respondiendo a todas sus preguntas. << Si mi hermano tiene el talento de la Medicina, yo tengo el de la dialéctica>> pensaba para no sentirse culpable, aunque se seguía sintiendo después de todo. Sus respuestas llegaron, algunas ya las había deducido como lo de que ejercía de contraespía pero otras fueron inesperadas: te están estudiando, creen que eres una inteligencia superior, dicen que te tienen aquí para analizarte y estudiarte… Algunas de sus respuestas no fueron gratas, es más, fueron espeluznantes pero al menos obtuvo lo que quería, respuestas. Muchas veces para compensar a su nuevo amigo, ella ejercía de consejera para él y así se convirtieron en amigos. Por supuesto, si quedaban era a escondidas puesto que no verían bien que él se relacionara con su “experimento” pero aún así su amistad floreció. Ya no era una amistad por interés como al principio sino una amistad sincera. Igualmente, no todo era bueno para Esthela. A medida que obtenía nueva información más se daba cuenta de que algo raro tramaban con ella. Esthela sabía que tenía que desconfiar de ellos pero igualmente por una vez en mucho tiempo quería pensar que podía descansar por unas semanas o meses. Era imposible, y lo sabía…nunca podría bajar la guardia. Consiguieron llevarse a su hermano pero a ella no conseguirían llevársela y además recuperaría a su querido hermano. Todo llegó a su clímax cuando, de golpe, fue obligada a empezar entrenamientos de recluta. Ella no quería pero en cierto modo sabía que le serviría de entrenamiento y además le proporcionaría un poco de seguridad. Mientras ellos la siguieran analizando y Jacob pudiera darle la información que necesitaba todo iría bien. Las clases comenzaron para Esthela. Por suerte, no le obligaron a asistir a las clases teóricas sólo a las prácticas. De este modo en solo cuatro días aprendió varias tácticas de lucha que incluían defensa propia y además comenzó a destacar sobre el resto. Ella sabía que su don para la lucha era innato pero no que con dos golpes pudiera noquear al entrenador. Desde muy pequeña había desarrollado un gran instinto de supervivencia y con este instinto, el alma animal como le gustaba denominarlo a ella. El alma animal era un poder natural que tenía. Podía imitar a cualquier animal tanto en conducta como en muchas otras características. La llamaban la salvaje pero no le importaba, en cierto modo lo era. Con la pérdida de su hermano a los once años, este don había desaparecido por completo pero aún podía imitar a todos los pájaros que quisiera y seguía teniendo el instinto de supervivencia. Nunca había pensado que fueran útiles hasta el día del combate contra el militar Bronsky. Era un joven de veintiún años de edad, ruso con las facciones características (pelo rubio, ojos azules), corpulento y musculado y sobre todo era conocido con el nombre de Quebrantahuesos. Lo había adquirido porque su estilo de lucha estaba basada en el ave rapaz, capaz de destruir a una presa de unos cuantos picotazos y arañazos. Cada luchador tenía un estilo de lucha determinado excepto ella, ella era la intrusa. Consecuentemente, el día del combate todos apoyaban a Bronsky. Estaba sola, excepto por una excepción… Jacob le animaba en privado, ella lo sabía. Jacob no era recluta aunque estaba capacitado para ello como le había explicado, él era un erudito del conocimiento para su temprana edad aunque no le gustaba mostrarlo. Más de una vez en poco tiempo después de conocerse, Esthela se había perdido entre sus curiosidades tanto científicas como filosóficas.


Llegó el combate, Esthela vs Bronsky. No tenía una estrategia clara pero sabía que las normas impedían a Bronsky matarla… ¿no? << Gran incentivo antes del combate el pensar en la muerte, gracias cerebro…>> pensó Esthela. De todos modos tenía que luchar… y ganar. La arena de combate era medio campo de fútbol en el cual podías tender trampas, realizar emboscadas y atacar con todo lo que encontraras para la batalla. Sin estrategia, Esthela empezó a observar el terreno. Podía modificar y crear trampas durante el combate, además necesitaba saber dónde se encontraban las armas y qué uso les podía dar. No encontraba nada… todo eran puntos débiles en su contra. El día antes los contrincantes tenían que escoger que ropa utilizarían junto las armas que querían disponer. Esthela se había equivocado completamente. Como modificaban la arena aleatoriamente pensó que lo mejor sería tener un traje elástico no térmico y material cómodo, junto con armas de largo alcance para abatir al rival desde la distancia. La arena era irregular con continuos obstáculos que bloqueaban el tiro, al parecer el clima en la arena sería helado y para rematar el material no le serviría para nada con esa arena modificada. << Ni que lo hubiesen hecho aposta…>> pensaba mientras observaba desde la parte de las gradas la cúpula que formaba la arena. Le quedaban quince minutos para idear su estrategia… y no tenía ni idea.


Pasó el resto del tiempo intentando hacer deducciones sobre cómo podía abatir al enemigo sin resultar herida antes ganando así por velocidad y además teniendo en contra la arena de batalla. Cuando estaba a punto de idear la estrategia final sonó el altavoz:

ESTHELA VS BRONSKY, EN 60 SEGUNDOS EN LA CÁMARA DE INTRODUCCIÓN A LA ARENA DE BATALLA.


Era lo peor que le podía pasar, tendría que luchar sin estrategia o a lo mejor no sería tan malo. Bajó por las escaleras hacia la cámara de introducción. Era increíble como en tan poco tiempo habían construido una base militar en potencia. Según lo que le había contado Jacob, solo llevaban tres meses allí en la espesura del bosque ocultos y que había sido tiempo suficiente para montar una mini base militar. Cuando habían ido a rescatarla ya habían acabado las instalaciones. Le contó que fue rescatada gracias a un contraespía que se había adentrado en la otra base militar y había descubierto que se encontraba allí dentro. Todo muy increíble, pero según lo que parecía cierto.
Ya se encontraba en la cámara, un sitio bastante parecido a unos vestuarios deportivos pero en vez de equipaciones había armas. Una vez entró en la sala se cerró la puerta herméticamente y apareció el mensaje en la puerta de salida:

60 SEGUNDOS PARA LA APERTURA DE LA PUERTA

Esto quería decir que tenía exactamente sesenta segundos para elegir su arma principal y colocarse ante la puerta. Era su primera batalla en la arena pero en una semana había aprendido lo suficiente para poder luchar según los entrenadores. Después de ganar al entrenador de la división C, la suya, la comenzaron a llamar Fugitiva Rebelde como lo que ponía en la carta. Ganó un poco más de popularidad pero aún así seguía siendo la intrusa. Decidió coger el arco con flechas y una bolsita de dardos narcóticos junto con la cerbatana, se enganchó todo al traje y se dirigió hacia la puerta. Si la cosa se ponía fea siempre podía inutilizar al enemigo con un dardo narcótico. Antes de que se abriera la puerta se tocó el broche con forma de Vara de Asclepio, que le había comprado a su hermano por su cumpleaños antes de su rapto. Ya estaba decidida, a punto para el combate.


Se abrió la puerta y observó cómo Bronsky salía corriendo hacía ella con una espada desde la otra punta de la arena. Su instinto de supervivencia comenzó a funcionar y salió corriendo hasta el bosque artificial generado por la arena. Se tenía que esconder antes de que le alcanzara Bronsky. Mientras corría observó que el bosque artificial rodeaba todo el campo en forma de cúpula, dato que podría resultar en su favor. También, aunque solo durante unos segundos, vio que solo había dos reponedores de armas, el resto era una llanura llena de barreras y obstáculos que dificultaban la visión. Llegó a la frontera donde estaba el bosque, corrió hacia un árbol caído y se refugió detrás. Observó que todo estaba nevado, y las partes del agua eran hielo. Su traje no serviría de nada contra ese clima así que debía pensar rápidamente una forma de vencer a Bronsky antes de helarse. Las batallas podían durar semanas, pero la cúpula hacía que el tiempo fuera relativo. Es decir, fuera solo habrían pasado algunas horas. Por la larga duración de las batallas a veces era imprescindible crear trampas y deducir técnicas para vencer al rival. El poco tiempo que había visto a Brosnky fue suficiente para saber que tenía ganas de acabar con ella rápido como había demostrado con aquel carácter impulsivo.


Ya comenzaba a tener frío después de la carrera y decidió que lo mejor era moverse. Además Bronsky seguro que le estaría buscando para atacarle. El aspecto del bosque era bastante invernal, árboles cubiertos de nieve, toda la tierra cubierta de una fina capa de nieve y charquitos de agua congelada. Pronto descubrió, gracias a su instinto activado, que la nieve podría resultar un factor interesante para crear trampas y poder esconderse en momentos de peligro. Nada más pensarlo tuvo la oportunidad de demostrarlo. Vio a Bronsky buscándola entre los árboles mientras lanzaba constantes mandobles a las ramas. Ese ruido provocado por la espada fue lo que le salvó. Se ocultó rápidamente detrás de un gran pino y se mantuvo en silencio. Bronsky estaba al acecho y era conveniente que no la detectara y pasara de largo. Todo marchaba bien hasta que, cuando quería averiguar si Bronsky seguía allí, se giró y le encontró de frente. Rápidamente Bronsky atacó a Esthela directamente y casi acierta pero con velocidad ella consiguió escapar por los pelos. Gracias a la madre natura, literalmente, la espada de Bronsky quedó atrapada en el tronco del pino y el instinto de Esthela la ayudó a perpetrar una gran combinación. Cogió una cuerda de su material, y con una comenzó a atarla a la flecha, mientras Bronsky luchaba por retirar su espada. En un segundo consiguió anudar la cuerda a la flecha y apuntó directamente a la parte de encima de la cabeza del árbol. Su objetivo no era matarle sino inutilizarle mientras huía. Disparó y con buena puntería alcanzó el tronco. Agarró la parte restante de la cuerda y con una gran velocidad equiparable a la de un leopardo comenzó a dar vueltas en torno al árbol. En menos de un minuto había conseguido atar completamente al árbol a Bronsky y de esta forma consiguió atraparlo. Ahora los jueces determinarían si era suficiente o no. Si lo era y estaba completamente inutilizado ella ganaría sino ella tendría que huir porque ayudarían a Bronsky a continuar la batalla. Ocurrió lo segundo, el árbol despareció digitalmente y Bronsky quedó libre. Otra vez, con una velocidad extremadamente alta, consiguió huir.


Consiguió llegar al límite norte de la arena, donde se encontraba la entrada del enemigo, sin cansarse. Después le sobrecogió una fatiga inhumana y acabó sin energías en el suelo. Tenía que al menos esconderse sino Bronsky la encontraría. Hizo acopio de sus fuerzas y se colocó sentada tras un árbol caído. Tendría tiempo suficiente para establecer un plan antes de que Bronsky la encontrara pero antes tendría que descansar.


Se durmió y se despertó sobresaltada, por la posición del Sol artificial determinó que eran las siete de la tarde, ya anochecía y tenía que encontrar un sitio seguro donde establecerse y poder controlarlo todo. De repente se encontró sobrevolando por encima de la arena, con una vista de águila, y descubrió que lo mejor sería establecerse en las ramas del árbol más alto. Volvió en sí y estaba de nuevo fatigada, no entendía lo que había pasado pero tenía que llegar a aquel árbol y allí poder descansar. Por suerte, el árbol estaba cerca y consiguió establecerse como pudo en una rama gruesa que se encontraba a una altura medianamente normal desde donde podía estar a salvo y controlar las visitas inesperadas. Durmió y se despertó al día siguiente, no había pasado nada y seguía viva… buena señal. Decidió que idearía un plan desde allí, donde podía controlar mejor el terreno. Ya no notaba tanto frío o al menos el Sol le calentaba. Según sus dos experiencias de lucha con Bronsky, él estaba decidido a atacarla sin piedad y directamente… sin preámbulos. De algún modo tendría que aprovechar eso y conseguir la ventaja. Llegó a la conclusión que lo mejor que podía hacer era tender una trampa, donde Bronsky caería sin contemplaciones. O eso o perdería y no podía perder. Ni por ella ni por su querido hermano. Esthela decidió que crearía una trampa que dejara fuera de combate de un golpe a Bronsky y de esta manera ella ganaría. Comenzó a fabricar su trampa que consistiría en crear un fuego que atrajera a Bronsky a la llanura abierta frente a su árbol, donde estaría una capa pegajosa en el suelo formada por la resina de los árboles. Como esa resina es totalmente adherente, quedaría atrapado por los pies, mientras que ella tiraría por encima una red que lo mantendría ocupado. Después soltaría la segunda trampa, cogería el tronco caído y lo ataría con cuerdas, que encontraría en la zona de repuestos. De esta manera, rompería las cuerdas y harían que el tronco arroyase a Bronsky, dejándole fuera de combate.


Se puso manos a la obra: consiguió los materiales, fabricó la masa para la capa adherente y creó la red. Todo esto en dos días y sin incidencias. Incluso le pareció demasiado raro que Bronsky no hubiera atacado aún. Quizás estuviera esperando su oportunidad. Creó toda la trampa y lo manipuló todo en un día más. Finalmente después de casi cinco días había conseguido su estrategia, gracias a su instinto de supervivencia. Solo le quedaba demostrar que funcionaría.


Encendió el fuego a primera hora de la mañana para que atrajera su atención, si caía en una trampa tan simple y desorganizada… Bronsky demostraría que solo tiene fuerza bruta. Pero cuando pensaba en su plan más se hacía a la idea de que funcionaría. Se refugió entre las ramas de su árbol y esperó. Esperó casi todo el día pero al final de la tarde apareció. Bronsky miró con cautela el campamento de Esthela mientras intentaba deducir la presencia de alguna trampa. No lo consiguió porque llegó justo al punto donde estaba la masa pegajosa y quedó atrapado. Cuando quiso desplazarse se dio cuenta y empezó a forcejear mientras intentaba moverse. En un instante, Esthela cayó de las ramas cual depredador y con la ayuda de las flechas y su arco estableció la red sobre el cuerpo de Brosnky. Estaba a punto de quedar libre por las botas, así que con una velocidad sorprendente corrió y von una piedra afilada cortó las cuerdas que mantenían sujeto el tronco. Entonces, el tronco perdió su sujeción y con el balanceo se desplazó rápidamente hacia Bronsky. Tan rápidamente que a Esthela, ya exhausta, no le dio tiempo de reaccionar y le arroyó parte del cuerpo. Acabó estrellándose con el suelo, mientras que a Bronsky le arroyó por completo y acabó a cinco metros de distancia estrellado junto a un árbol. Esthela no se podía levantar debido al gran impacto…seguro que se había roto alguna costilla y algún que otro hueso. El caso es que había ganado… o eso creía. Tras unos largos minutos de espera, desgraciadamente Bronsky se levantó a duras penas. Él también se había roto algún que otro hueso pero su musculatura le había salvado de gran parte del golpe. A pasos lentos se dirigió a donde estaba el cuerpo prácticamente inerte de Esthela. Antes de llegar cogió con su brazo bueno un cuchillo de caza y se dirigió hacia su cuerpo. Cuando llegó, agarró a Esthela por el cuello aún consciente y la alzó hasta su altura. Esthela pensaba que todo estaba perdido, era su fin… moriría. Bronsky no soltó a Esthela sino que le apretó más fuerte la garganta y con su mano mala empezó a dirigir el cuchillo a su bazo. Lo clavó en su estómago y Esthela gimió de dolor.  Pero sólo entonces, un aura empezó a emanar de su cuerpo. Era un aura verde que iluminaba todo su cuerpo. Bronsky sobresaltado dejó caer el cuerpo de Esthela inerte. El aura comenzó a regenerar el cuerpo de Esthela y poco a poco a devolverle la vida. Cuando ya estaba curada, el aura se convirtió en una forma humana, no de Diosa. Bronsky estaba en el suelo asustado y llorando ante lo que estaba viendo, aunque su cerebro no lo procesaba correctamente. La Diosa se acercó a él y sacó su arco de su carcaj. Apuntó hacia Bronsky y… su flecha le atravesó. Pero no fue sangre lo que salió sino flores, hierba y otros elementos naturales. Acto seguido la Diosa dirigió una mirada a Esthela, que ya había recuperado la consciencia y despareció como la brisa. Bronsky estaba tendido en el suelo, no muerto sino a medio convertir en árbol.

Esthela no comprendía lo que acababa de pasar pero sabía que era malo, que a partir de ahora sí que no sería libre, que ya nunca sería nada igual para ella. ¿Podría algún día ser libre para encontrar a su hermano después de esto? 

La Historia de Internet (Carmen/Álex)

La historia de Internet


Hace 50 años los ordenadores solo podían hacer una tarea a la vez, es decir, tenían un procesamiento de lote.
En 1957 se consiguió una conexión remota y surgieron ideas como las de compartir el tiempo de computación la capacidad de proceso de varios usuarios.
Durante la guerra fría se creó DARPA, una red de ordenadores utilizada para transferir conocimientos y evitar su duplicidad. Gracias a él, en 1966 se creó ARPANET, donde se utilizaban pequeños ordenadores (IMP) para el control de las actividades de la red y una unidad central encargada de la inialización de los programas y los archivos de datos.
Por otro lado, también existía NPL, que tenía una base comercial y enviaba los datos en paquetes más pequeños, de aquí surgió la conmutación de paquetes de datos.
En 1962 se pasó a tener en los ordenadores de una arquitectura centralizada a una descentralizada, para evitar que la red dejara de funcionar por la pérdida de un nodo.
Otro programa importante fue Cyclades, que tenía como enfoque la comunicación con otras redes. De aquí nació el término INTER-NET (Entre-Redes).
ISO fue un intento de estandarizar las redes y la división de los canales en capas separadas.
El protocolo TCP/IP creó una compatibilidad entre las redes que las unió y creó Internet.

Finalmente, en 1990, se desactivó el hardware de ARPANET, pero Internet continuó funcionando. 

ENDER EN EL EXILIO, de Orson Scott Card (Álex)



Título: ENDER EN EL EXILIO
Autor: Orson Scott Card
Páginas: 400
Editorial:  B (Ediciones B)
ISBN: 978-84-666-4341-2
Precio: 20,00 €


Ayer acabé este libro titulado Ender en el Exilio y realmente solo puedo dirigir elogios hacia éste. Es un libro fantástico que recomiendo efusivamente a todo el mundo. Es un gran libro que, aunque pierde la acción tan presente en el primer libro de la saga, no tiene desperdicio. Esta pérdida de acción se consigue superar gracias al gran contenido filosófico y psicológico que presenta. Resulta imprescindible indicar que es un libro que crea en el lector un gran sentimiento atrayente ya que por cada página que pasas en el libro, abordas una nueva dimensión personal y filosófica. Además, centrándonos en la trama argumental, presenta un buen contenido tanto de ciencia ficción como de fantasía. Realmente este libro, según mi punto de vista, tiene poco que criticar y mucho de lo cual disfrutar.
Seguiré con esta saga, que se está convirtiendo en uno de mis pilares lectores.


Sinopsis:
Cuatrocientos años después de lo narrado en El juego de Ender y 2.650 años antes de La voz de los muertos, transcurre la historia que se narra en Ender en el exilio. Tras vencer a los insectores y dejar la Escuela de Batalla, Ender Wiggin parte en busca del planeta en que se habían reunido las «reinas colmena» de aquellos para intentar entender por qué se hallaban todas en un único sitio, haciendo con ello a su especie tan vulnerable. Ender recala en la colonia Ganges, fundada por Aquiles, su antiguo lugarteniente en la Escuela de Batalla. Pero el comandante de la nave que lleva a Ender desea ser el poder en la sombra detrás de éste o enviarlo de nuevo a la Tierra para quedarse con el poder absoluto. Ender, ahora de trece años de edad, ve venir el golpe y lo previene, ya que sigue siendo un excepcional estratega.

***¡ACLARACIÓN ARGUMENTAL!***

Por orden de publicación el segundo libro sería La Voz de Los Muertos, pero he continuado con Ender en el Exilio, el cual sería un libro independiente de transición respecto al siguiente libro de la saga. Esto es porque así será más fácil entender la cronología de la obra. También he decidido, junto con una amiga, el orden de la saga de manera que intercalaré la Saga de Ender con la Saga de la Sombra. Son libros paralelos que narran hechos desde puntos de vista diferentes.

Opinión:
Gran libro que ayuda a pensar y sobre todo engancha.

Puntuación: 4,2/5 --> +0,5 (romance)

-Argumento: 5/5 --> 2 puntos
-Personajes: 5/5-->1 punto
-Extensión: 5/5-->1 punto
-Acción: 2/5--> 0,2  puntos

Extra:

-Romance:  3,5/5--> +0,5 puntos

sábado, 23 de noviembre de 2013

Relato: JULLIETE (I) (by Álex)

JULLIETE (I)

Julliete se encontraba, como cada día a esas horas, en su despacho. Dedicaba prácticamente toda la medianoche a redactar informes y acabar sus investigaciones sobre los individuos del Centro. Sus investigaciones abarcaban todo tipo de experimentos, análisis y espionajes. Julliete realizaba todo tipo de pruebas y a partir de los resultados que ofrecían los sujetos de prueba creaba sus investigaciones. Estaba fascinada con un grupo especialmente extraordinario de individuos y desde que los había descubierto, no había parado de trabajar hasta altas horas de la noche. Por la mañana era una profesora que daba diversas asignaturas normal y corriente, pero después de que se apagaran las luces del Centro se aislaba en su despacho y comenzaba su otra vida. Realmente era su otra vida, puesto que por la mañana era la Señorita Julliete, profesora de filosofía e historia bélica. Tenía que fingir que era una profesora decente que dedicaba su vida a la enseñanza mientras que en realidad lo que hacía era supervisar las capacidades de todos los individuos y prevenir… riesgos. Su único motivo para estar en el Centro eran aquellos extraordinarios individuos que tenían talentos y virtudes excepcionales. Su primer contacto con el Centro fue cuando el director llamó por teléfono a su casa. Le dijeron que su hija tenía unas capacidades extraordinarias y que debía desarrollarlas correctamente por ello la debían enviar al Centro. Nunca había oído hablar de nada igual pero de igual manera pensó que era lo mejor para Catelyn Descartes. En aquellos momentos se sentía afortunada por tener una gran familia y encima una genio entre ellos. Pero su felicidad duró poco dado que cuando la llevaron al Centro prácticamente le arrebataron de sus manos a su hija y le dijeron que para que pudiese evolucionar como persona, los niños debían crecer sin padres ni familiares. Julliete no pudo aguantar esto y suplicó poder entrar en el Centro como profesora e investigadora. Su petición fue aceptada pero, a cambio, borrarían la memoria de su hija, al menos en todo aquello referente a su madre. Su hija no podría recordar quién era su madre, tampoco recordaría los momentos felices y  pensaría que fue abandonada pero a cambio su madre podría velar por su bienestar mientras estuviera en el Centro. Ya habían pasado muchos años de esto, pero cada vez que lo recordaba sentía que algo le faltaba… pero era por el bien de su hija.

En estos momentos, estaba redactando un informe sobre los talentos registrados en la historia del Centro. Iba por la generación de su hija. Por supuesto algún día le tocaría redactar un informe objetivo sobre su hija, sin derramar una sola lágrima. Tenía que ser fuerte, por ella y por su hija. Redactándolo descubrió que era una generación bastante poderosa, todos los talentos representaban el poder de cambiar el mundo… solo con verlos. A veces pensaba que lo que hacía estaba mal, espiar y controlar desde luego que estaba mal… pero lo que peor llevaba era el hecho de ver cómo esos individuos vivían sin padres ni familia y aún así establecían lazos afectivos con otra gente. Incluso su hija había encontrado un lugar entre ellos y tenía su propio grupo de conocidos y su propio círculo afectivo formado por Jandro, Ele y ella. Julliete, en un principio, tenía miedo de que su hija se rodeara de aquellos individuos, pero con el tiempo se había acostumbrado. Había tenido tiempo para descubrir cada característica de cada uno de esos conocidos. Se había molestado hasta en identificar sus talentos y sus respectivos poderes. Cada vez que hacía un informe de este tipo pensaba en que era por el bien de su hija pero había una voz en su interior que le decía que lo hacía por el Centro. No se sentía ni bien ni mal por ello, simplemente quería saber si todo lo que estaba haciendo funcionaría para mantener a salvo a su hija. Pronto descubrió que sus grandes amigos cuidaban de Catelyn por ella. Entonces pudo relajarse y disfrutar un poco de su condición de investigadora.

Acababa de acabar el informe sobre un alumno suyo llamado Trevor, así que decidió que era el momento de descansar un rato. Apagó el ordenador portátil con los informes y salió de aquel despacho lúgubre y sombrío. Tenía tiempo de ir a visitar a su amado y pasar un rato con él si estaba despierto, seguro que lo estaba pensó. Se encaminó por el pasillo central de la zona de profesores y bajó al primer piso. Pasó por su aula. De golpe, le entró un sentimiento de nostalgia. Pensó en todos aquellos momentos en los que había estado enseñando historia bélica a sus alumnos. Al principio odiaba tener que explicar sucesos históricos bélicos de la época anterior a la llegada del Héroe. Tenía que explicar cómo los humanos encontrábamos una manera certera de provocar conflictos, a veces de talla global. Luego comprendió que la historia era importante para no tropezar otra vez con la misma piedra y además a su vez, estaba enseñando a sus alumnos aprendices de militar cómo batallar y cómo encontrar los puntos flacos del enemigo. Esto era muy importante porque el mundo estaba a punto de cambiar y ella llegaría al nuevo mundo con su hija, era lo único que pedía. A veces le resultaba extraño mirar a la cara a aquellos que había estado espiando pero su deber era aquel y no podía impedirlo. Otras veces realmente deseaba que su vida fuera normal y que no girara en torno a una guerra que era imposible prevenir, al menos por su parte.

Pasó por el pabellón de ejercicios donde tantas veces había visto practicar a sus alumnos y cruzó el acceso a la sala de investigación. Sabía que él estaría allí. Pasó la tarjeta de identificación y accedió al laboratorio de uso privado. Todo el recinto presentaba un color grisáceo y una decoración más bien triste. Las típicas sillas de espera, el extintor en la pared, las puertas grises con el número de laboratorio… Pero el laboratorio de uso privado era especial. Allí era donde se encontraba con su amado y se aislaban del resto de la gente. Entró dentro y, en efecto, estaba allí. Sandor Grace estaba esperándola.

-          Oh, has venido. Ya pensaba que me dejarías sólo una noche más.- Dijo Grace en un tono irónico mientras sonreía.
-          Claro que he venido, no se queje… he dejado mi trabajo solo para verle.- Replicó con el mismo tono irónico.
-          No me hables de usted, no hace falta… nos conocemos… y bastante bien creo yo. Bueno, cuéntame… que has estado investigando.-
-          No esperaba que íbamos a hablar de esto, por un momento he pensado que era una cita romántica en un laboratorio sombrío.
-          Vamos… sé que disfrutas hablar de tu trabajo.
-          Te perdono por esta vez, hablemos de trabajo pues. ¿Qué es lo que quieres saber de mi investigación?- Lo dijo mientras se aproximaba a él con una andar provocativo.

Se había arreglado especialmente para la ocasión, llevaba una camisa con un escote pronunciado y una falda que dejaba poco a la imaginación. Notaba como él caía ante su seducción mientras luchaba por controlar sus hormonas masculinas. Le encantaba provocarle y hacerle caer en sus redes del amor. Además, se atraían. Ella era una mujer de treinta seis años con aspecto impresionante, de ojos verdes, morena con el pelo suelto que le llegaba por la espalda, buenas curvas y unos pechos prominentes. Él era un hombre de unos cuantos años más musculado, de ojos marrones, alto con el pelo corto y un gran seductor como ella.

-          Sabes, que es una reunión formal…no hagas que acaben como todas nuestras otras reuniones formales anda. Lo que quiero preguntarte es qué has averiguado sobre el trío rebelde.-  Ya estaba totalmente seducido.
-          Mmm… desde que creen que tienen libre acceso, Ele, la supuesta cabecilla… recoge información e intenta violar nuestros sistemas con sus artimañas. Creo que deberíamos controlarles más. Si por un casual...- No le dio tiempo de acabar la frase.
-          Ese casual nunca pasará… no pueden hacernos nada y además si lo hacen acabarán como el resto. Aún no han caído en ninguno de nuestros cebos ¿no?-
-          No, no creo que caiga.-
-          Has dicho caiga… ¿por qué?-
-          Porque Ele es la única que está decidida a caer en la trampa, y creo que sabe que es una trampa pero lo hace  igual. Jandro no está motivado y pasa bastante tiempo cumpliendo su castigo y con su mejor amigo. Cat, simplemente sigue con su vida normal y también pasa bastante tiempo con Jandro. Lo dicho, Ele es la única que busca conflicto, pronto estarán divididos gracias a nuestra ayuda-
-          No creo que sepa que es una trampa… sino ¿por qué iba a caer a propósito? A parte, si están separados todo irá mejor.-
-          Solo sé que es muy inteligente y no desaprovechará su talento único.-
-          De acuerdo, pero relájate…- Se puso detrás de Julliete y empezó a darle un masaje. Ahora él era quien seducía. Julliete se dejó llevar. Pronto empezaron las caricias, luego los besos y los susurros y finalmente el sexo.


Como siempre, no consiguió hace recapacitar a su amado sobre su plan tan arriesgado y fácil de manipular. Pero para eso estaba ella… para arreglarlo todo… si podía.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Relato: EL GUERRERO KAMIKAZE (I) (by Álex)

EL GUERRERO KAMIKAZE (I)


Trevor se levantó temprano para poder ir a su rincón favorito de todo el Centro: la piscina olímpica. Era un gran deportista y nadie podía equiparar su talento con los deportes. Su deporte favorito era la natación pero había participado en todos los deportes posibles desde tenis hasta la hípica, y en todos era un genio o estaba entre los primeros. Lo único que le faltaba por ganar eran las simulaciones de combate, era bastante fuerte pero siempre quedaba segundo detrás de alguien que o tenía más intelecto o era un genio de la estrategia. Las simulaciones de combate podían variar desde una recreación de guerra medieval hasta un simple torneo de combate cuerpo a cuerpo, y cuando ya pensaban que estaban acostumbrados a un tipo de combate de repente desparecía y los jefes les ponían otro tipo de pruebas. Una vez preguntó a uno de los profesores de combate para qué servían este tipo de actividades y le respondió simplemente que eran para fortalecer todos los tipos de inteligencias combativas. Vale que estaba siendo entrenado para formar parte de un pelotón militar pero no entendía el porqué de tanta simulación.

Había llegado al Centro sólo tres años atrás cuando aún tenía trece años, pero se había integrado con facilidad y había conocido a grandes personas y aún mejores amigos; como Jandro. Le dio un escalofrío, no eran ni las siete de la mañana y ya estaba pensando en él. Muchas veces se preguntaba por qué la vida era tan injusta con él acto seguido abandonaba esa idea, dado al egocentrismo que conllevaba. No entendía cómo podía ser que con su atractivo no había conseguido el amor… igualmente le daba igual porque era feliz con sus actividades deportivas ¿o no? Era un chico alto, rubio de ojos color marrón caramelo y de complexión fuerte con espalda ancha por la natación y el ejercicio físico. Atractivo suficiente para cualquiera pero no lo suficiente para quien él quería.

Ya había llegado al ala principal del centro y se dirigió a la tabla de simulaciones para ver si le tocaba y contra quién. << ¡Estupendo! Tengo simulación a las tres, justo después de salvamento… y además contra el primero en la clasificación… Markus, El Toro>> Markus nunca le había caído bien, era un chico bastante prepotente que se creía superior al resto por tener una complexión cercana a la de un toro. Siempre que Trevor se enfrentaba a él en la simulación perdía por mucha diferencia y era su espinita clavada. Aunque pareciera idiota en realidad era un genio de la estrategia y ganaba en todas las simulaciones. Markus sólo estaba inscrito en el Centro para las malditas simulaciones y parecía que vivía para ellas. Seguramente Markus en un futuro se convertiría en un almirante de flota o incluso el jefazo del ejército nacional. Arto de pensar en Markus continuó su camino hacia la parte trasera del ala principal que daba a un amplio pabellón donde se podía practicar las maniobras. Al lado de este pabellón se encontraba la piscina olímpica y también las salas de entrenamiento. En la planta de arriba la sala de simulaciones que tanto odiaba. Esta vez se había propuesto ganar y lo haría.

Atravesó el pasillo central hasta llegar a la puerta que comunicaba con el pabellón. En el camino encontró a varios profesores preparando sus clases, entre ellos al profesor que vería en dos horas al inicio de su clase de juicio táctico y maniobras de defensa. Después tendría una hora de ejercicios variados. Luego historia de las grandes Guerras y para acabar salvamento a las dos. Por si fuera poco después tendría la simulación… un planazo. << Sólo con pensarlo me muero de asco, estoy deseando que acabe mi graduación ya>>. Estaba agotado, su plan de actividades era muy exigente y además se esforzaba por estar primero en todas las competiciones pero siempre había algo que le animaba, las series de acción y las películas de acción, además de la natación por supuesto.

Entró dentro del pabellón, y por suerte, no había nadie. Tendría la hora para el solo hasta que llegaran los del turno matutino de natación y acabase su libertad. Se fue directo a los vestuarios y se cambió. Acto seguido salió del vestuario y fue directo a la plataforma de saltos. Hoy le apetecía realizar unos cuantos saltos de plataforma para despejarse y liberar adrenalina, porque siempre iba bien para el estrés. Mientras se subía a la plataforma más alta recordó la manera en que conoció a Jandro dos años atrás. Después de un largo día de entrenamiento Trevor había decidido ir a hacer unos cuantos largos a la piscina sin tener en cuenta que su estado físico era lamentable debido a los grandes esfuerzos que realizaba en el planning de la escuela militar. Era ya tarde y no quedaba nadie en la piscina, algo que acrecentó las gans de Trevor para nadar un rato a solas. Mala idea. Estaba tan cansado que en uno de los virajes se golpeó la cabeza, por la falta de concentración, y se desmalló. Hubiera muerto ahogado si no fuera porque un joven que se estaba tomando un descanso no estuviera por allí. Aquel joven decidió saltar al agua para salvar al desconocido, lo sacó y le practicó la RCP (reanimación cardiopulmonar). Cuando despertó el joven ya se había ido después de avisar a los médicos. Días más tarde Trevor se enteraría de que fue Jandro quien le había salvado. Le dio las gracias pero cada uno siguió su vida por su lado hasta que en un año más tarde concedieron como compañeros de pupitre en anatomía del cuerpo humano el mismo año en el que empezarían a compartir apartamento en el Centro. Desde entonces fueron uña y carne, mejores amigos aunque debía compartir su puesto con Cat y Ele, sus mejores amigas. Se llevaban todos muy bien e incluso habían quedado más de una vez en su tiempo de ocio, pero había algo más entre Cat, Ele y Jandro, algo que nunca había descubierto Trevor. Tampoco le importaba siempre y cuando siguieran siendo amigos. En poco tiempo vivieron grandes aventuras adecuadas a su edad y se hicieron inseparables. Incluso Trevor empezó a sentir algo más que su amistad, empezó a fijarse en su atractivo; un chico alto y moreno, con los ojos color marrón, y de complexión media. Empezó a fijarse en lo que le gustaba y lo que no de Jandro, su carácter, su estado de ánimo. Pero ese sentimiento nunca había sido recíproco y habían sido siempre mejores amigos y sólo eso. Algún día Jandro encontraría alguna chica que le conquistara el corazón y Trevor a alguien que complementara su ser.

Acabó su hora de natación y se dirigió a su primera clase del día. No fue tan pesada como pensaba y además incluso la disfrutó. Después en la hora de ejercicios también destacó y ganó todas las pruebas. Incluso a última hora se lo pasó bien y aprendió nuevas cosas interesantes. En definitiva, era un gran día para Trevor y nada lo podría truncar. Incluso después tendría un maratón de pelis de acción en el apartamento. Ahora tocaba lo más duro… la simulación.

Se dirigió un cuarto de hora antes de las tres hacia la sala de simulación para prepararse con calma y relajarse. Llegó el primero de todos los alumnos, ya que solo estaban los profesores preparando la simulación. Llevaban tres días seguidos preparándoles para las simulaciones relacionadas con batallas cuerpo a cuerpo así que seguramente, le tocaría ésta o no… El caso es que se preparó y cuando estuvo listo se dirigió hacia su atril situado enfrente del contrincante. Markus ya había llegado. Quedaban escasos minutos para la simulación. La sala de simulaciones era un gran recinto ovalado donde a cada lado se encontraban dos atriles enfrentados de frente. Abajo se situaba la arena virtual o real dependiendo del tipo de simulación. A ambos lados de la sala ovalada se encontraban grandes paredes de cristal y detrás de estas paredes se situaban las gradas del público. Había bastante esta vez, se notaba que era una simulación seria; el primero de la tabla contra el segundo. Trevor ya estaba preparado, en segundos comenzaría la simulación.

Empezó: en la arena empezaron a crearse virtualmente dos territorios enfrentados, seguramente en algún lugar relacionado con Francia. Una batalla medieval. <<Maldita sea, justo donde destaca Markus>> pensó Trevor, igualmente tenía pensado ganar… Una vez creado el terreno de batalla, cada uno tenía que reagrupar sus tropas e idear una estrategia para pillar desprevenido al enemigo e invadir la capital enemiga a base de estratagemas y otros recursos válidos. Claramente no podían ver más allá de sus filas enemigas excepto un mapa de estrategia. Trevor disponía de cuatro batallones disponibles, uno en cada frente de su territorio protegiendo su capital. Debía reaccionar rápido puesto que Markus se caracterizaba por fulminar a sus enemigos rápidamente con una estrategia concisa y determinada desde el primer momento. << Tengo cuatro batallones…podría asignar dos a la defensa, uno a la exploración y otro al ataque. No, demasiado previsible para Markus… si fracturo uno de mis batallones podría mandar sólo medio batallón a la exploración pero… ¡NO! Tampoco sirve, piensa Trevor, piensa>> Entonces se le ocurrió una idea descabellada pero que podría funcionar. Se basaba en la subjetividad de su enemigo pero podría funcionar. << Si mando dos batallones, uno a cada lado del mapa dejaré abierta una obertura en mis defensas… y el podría pensar en atacar con toda su fuerza hacia mi capital, de esta forma podría adelantar a uno de los batallones a atacar la capital mientras tiendo una emboscada. Él atacará al menos con dos batallones a mi capital y yo tengo dos batallones defendiéndola… cuando se dé cuenta que uno de mis batallones está atacando su capital será demasiado tarde porque cuando quiera regresar estará atrapado cuando replegue uno de los batallones asignados a los lados. Cuando haya reducido dos de sus batallones dejará sólo dos defendiendo la capital y yo tendré tres… así podré ganar>> Era como si de golpe se le hubiera encendido la bombilla y hubiera ideado una estrategia casi perfecta por un toque divino. La estrategia funcionaba a la perfección y su plan era un éxito pero en vez de encontrar dos batallones defendiendo la capital se encontró uno… ¡el otro estaba atacando su capital! Entonces actuando rápido consiguió hacer caer la capital de Matkus antes que la suya. Había sedo arriesgado pero lo había conseguido. Acabó la simulación. Desde las gradas le aclamaban por haber vencido al genio táctico. Ahora que había ganado nadie podría pararle. El profesor le coronó como Dios Táctico del Día y comentaron la jugada que había hecho. Después Markus le dio la mano y le dijo que había sido un placer haber luchado con alguien tan imprevisible. Finalmente regresó a su habitación para prepararlo todo para el maratón de cine, esta vez Jandro lo faltaría y se lo pasarían genial.


Había sido un gran día pero Trevor era ajeno al gran problema que se estaba gestando en la escuela militar y para qué lo estaban entrenando pero pronto lo sabría….      

viernes, 15 de noviembre de 2013

Relato: EL APRENDIZ PRÓDIGO (II) (By Álex)

EL APRENDIZ PRÓDIGO (II)

-          ¿Cree que es conveniente darles tanto margen de ventaja?
-          Realmente me da igual y usted debería pensar lo mismo dado que el Centro los controla en todo momento… sólo una vez casi lo consiguieron aquellos individuos, pero como ya sabrá al final acabamos ganando nosotros. Como siempre.
-          De acuerdo pero sigo pensando que deberíamos tenerles más vigilados dado que son un trío excepcional y si sólo supieran de lo que son capaces…
-          Exactamente estamos llevando a cabo este plan con ese objetivo Señorita Descartes…
-          Le he dicho mil veces que no use mi verdadero apellido… para ellos sólo soy la profesora Julliet, y le puedo asegurar que no es nada fácil espiar y hacer estudios sobre tu propio descendiente Señor Grace.
-          Es cuestión de acostumbrarse… y de momento lo está haciendo bastante bien
-          Nos estamos desviando del tema… lo importante es que creo que en cualquier momento nos sorprenderán con alguna artimaña y lograrán su objetivo.
-          No sea tan pesimista. Están continuamente motorizados y en todo momento sabemos cuáles son sus planes; además como ya sabe… el Centro siempre gana o ellos mueren.
-          Oh! Es usted un hombre demasiado presuntuoso y siniestro… me gusta
-          Entonces demuéstrelo…

Por fin había acabado sus horas de castigo diarias, al menos de aquel día…
Salió ya cansado hacia su habitación cuando se le ocurrió mirar el videomisor, dónde en la pantalla refulgía un mensaje tal que así:

CONVOCADA UNA REUNIÓN DE URGENCIA, TE NECESITO JANDRO

Él sabía que cuando Ele le necesitaba es que había algún problema de por medio pero por su código de mejor amigo, como cuantas veces le había repetido Ele, era acudir rápidamente a la llamada de urgencia sin importar nada más. Pero antes creía necesario ir a su habitación para asearse,  Ele podía esperar… su higiene personal no. Así que empezó su recorrido hacia su habitación, al menos estaba cerca pensó. Mandó un mensaje para avisar de su tardanza y rápidamente se dirigió a asearse.

Mientras caminaba pensaba en qué demonios podría haber pasado para convocar una reunión de urgencia. Sabía que Ele, últimamente acudía demasiado a menudo al despacho del subdirector y que las otras veces que las había convocado era por alguna maquinación contra el Centro o cualquier cosa que estuviera relacionada. Realmente pensó que era un mal día para la reunión, Jandro estaba exhausto y eran uno de sus mejores días. Se cumplían diez años desde que no había vuelto a ver a su querida hermana ni a su madre. En este periodo de tiempo Jandro prefería estar solo antes que acompañado aunque Cat y Ele fueran un gran apoyo junto con sus demás conocidos. Muchas veces Jandro para quitar hierro al asunto se burlaba del aniverario denominándolo el aniversario de “llevardiezañosseparados” y así aunque seguía sintiéndose mal, hacía ver a su gente que tampoco sufría tanto.

Finalmente llegó a la puerta de su habitación mini-apartamento, abrió la puerta y se llevó una gran sorpresa… para variar todo estaba ordenado y limpio; incluso el rincón de Trevor y Booker con sus respectivas literas. La habitación era como un apartamento bastante simple: en un rincón del apartamento donde se encontraba una litera con dos camas, Trevor dormía en la de abajo y Booker en la de arriba; Jandro dormía en la cama individual junto a la ventana, en la parte más cercana a la terraza y de la salita. El apartamento igualmente, era bastante amplio teniendo así dos escritorios y una terraza bastante amplia. Cada rincón del apartamento estaba decorado con las cosas que les gustaban. El rincón de Trevor repleto de posters de distintos deportes junto con todas sus medallas, trofeos y condecoraciones; su favorito era la natación. El rincón de Booker tenía una estantería con figuritas de acción y diversos juegos junto con largas colecciones de anime y manga. Y el de Jandro se componía de dos estanterías contiguas junto a su escritorio personal donde se encontraban todas sus novelas y series favoritas. Cuando les asignaron su habitación de adolescentes a la edad de catorce fue cuando se conocieron; era un grupo bastante variopinto… un deportista de élite, un friki de los videojuegos y Jandro, un futuro genio de la Medicina. Pero aún con sus diferencias siempre se habían llevado bien. Sobretodo Trevor y Jandro, Booker siempre había ido más a su rollo pero igualmente se llevaban bien. Al pensar en Trevor recordó porqué estaba tan limpia y ordenada la salita… aquel día tocaba maratón de películas de acción con Trevor. No sabía qué hacer; Trevor cada año por esas fechas organizaba algo así para subir la moral de Jandro conociendo por lo que pasaba y ahora llegaría el malévolo de Jandro y le diría que no iba a poder ser, que prefería irse con sus amigas. Realmente se sintió horriblemente mal, pero esperaba que lo comprendiese. Redactó una nota y se la dejó a Trevor en la mesita de la sala, al lado del conjunto de pelis que había recolectado. La nota decía así:

Lo siento pero terriblemente no puedo quedarme a ver contigo el maratón de películas, tengo que ir a junto de Ele a ayudarle con un asunto. Espero que lo comprendas, mañana seguro que podremos hacer el maratón.
 Saludos, Jandro

Acto seguido se metió en el cuarto de baño y se desnudó para luego meterse en la ducha con agua fría que le ayudaba a refrescarse tanto mentalmente como corporalmente. Y entró en trance, como cada vez que se metía en la ducha y comenzaba a filosofar… Ya hacía diez años que no veía a su hermana y realmente su mayor deseo era encontrarla y decirle cuán había cambiado su vida y así contarse todas esas experiencias vividas, como hacían los de la televisión. Además, el mero hecho de que su hermana y su madre estaban por el mundo, le daba un motivo para luchar y seguir adelante.

Acabó la ducha se secó con la toalla y salió con ella puesta del baño para recoger su ropa en su cómoda al lado de su cama. Al salir del baño se encontró con Trevor. << Tierra trágame, por qué demonios me pasan estas cosas a mí>> Sin disimulo saludó a Trevor y se encaminó hacia su cómoda.

-          Jandro, no hace falta que huyas… lo comprendo. Sé que hoy no puedes, ya será otro día. – Dijo Trevor en un tono un poco hiriente. Su voz sorprendió tanto a Jandro que se le calló la toalla y quedó totalmente desnudo.
-          Gracias por comprenderlo Trevor, mañana te prometo que recuperamos el tiempo perdido de hoy…- Algo había hecho mal, Trevor había puesto unos ojos como platos y parecía enfurecido por el color rosado de sus mejillas. En un primer momento, no se había dado cuenta pero su ojo clínico comenzó a activarse:
<< Tiene los hombros caídos… esto significa abatimiento además su postura es un tanto rígida; se siente incómodo. Parece cansado pero aparentemente no tiene ningún problema de salud pero todavía no consigo descifrar esa mirada y esos mofletes tan colorados… ¿tan enfadado está?>> Se acercó a él corriendo y le dijo:
-          De verdad, que lo siento pero no podía ser… no te enfades. No es para tanto.- Dijo Jandro inseguro. Acto seguido le dio un abrazo amistoso, se marchó a recoger su toalla y a vestirse.
<< Se ha quedado parado y con una mirada perdida… creo que esta vez le he hecho daño. No tenía pensado esto… Espero que al menos me perdone>>

Una vez vestido, se arregló mínimamente bien y se encaminó hacia la salida. Se despidió de Trevor pero estaba duchándose.

Mandó un mensaje a Ele diciéndole que ya iba de camino, sólo había pasado media hora… tampoco llegaba tan tarde ¿no? Jandro recordaba que a Ele una de las cosas que menos le gustaban era la impuntualidad y deseó que no se lo tuviera en cuenta, igualmente aumentó su marcha. Sólo quedaban dos horas para que apagaran las luces así que tendrían tiempo para hablar largo y tendido. Recorrió los largos pasillos que comunicaban la ala 1 con la ala 2 y cogió el ascensor hasta llegar al quinto piso. Durante su recorrido llegó a diagnosticar dos casos leves de alergia, uno caso de catarro común, algún moretón causado por algún golpe y poco más.

Finalmente llegó frente a la puerta de la habitación de Ele y llamó a la puerta. La habitación de Ele era especial, aparte de que tenía una personalidad notable también era bastante rústica en comparación con el resto del edificio. Además tenía El Abrevadero de las Almas que aparte de ser invención de Ele, pocos tenían una habitación que comunicara con una parte del ático. Le abrió Cat, se saludaron y ella le dijo que se encontraban en el Abrevadero de las Almas dialogando sobre aquella urgencia tan repentina. Jandro atravesó aquella habitación tan especial y llegó finalmente a su destino. Pequemiau no estaba, aquel cabroncete le caía bastante bien y según lo que parecía era un gato bastante inteligente.

-          Jandro, ponte cómodo… hay bastantes temas de los que hablar.- Dijo Ele en un tono bastante satírico y burlesco. Jandro se acomodó en su sofá-cojín favorito y comenzó la conversación.
-          De acuerdo; espero que sea importante he dejado tirado a Trevor en nuestro apartamento y tenía planeado un maratón de películas de acción…
-          Sí, sí que es importante. Ele tiene otra vez uno de esos planes maquiavélicos contra el Centro.
-          No son tan maquiavélicos pero… sí, ¡sí que tengo un plan!- Dijo Ele entusiasmada.
-          No otra vez no… Ele realmente, ¿te rendirás algún día?- Dijo Jandro en un tono cansado y con desinterés.
-          No, ya os lo he dicho y firmasteis un código de la amistad para crear este grupo y debemos apoyarnos… ¿Os lo tengo que recordar otra vez?
-          No, Señora.- Respondieron al unísono Jandro y Cat. Acto seguido se empezaron a reír todos por la graciosa situación.
-          Venga chicos, seriedad…- Dijo Ele seria.
-          Me cuesta mucho oírte diciendo eso Ele.- Dijo Cat aún riéndose.
-          Lo mismo digo.- Corroboró Jandro.
-          Es que esta vez es serio…por fin tenemos nuestra oportunidad para perpetrar nuestro plan. Explícaselo tú Cat, creo que si lo explicas tú le dará credibilidad al plan.- Dijo Ele realmente seria. Esta vez Jandro se fijó en su cara, se le notaba un determinismo que raras veces había visto en la cara de Ele que le dio credibilidad de inmediato.
-          O.K. Empezaré por el principio….- Cat contó a Jandro todo el asusnto del espionaje que les habían pedido con todos los detalles posible y continuó explicando el plan:
-          Como ya habrás  observado, se nos presenta una oportunidad clara para poder fugarnos del Centro. Ahora tendremos acceso a un montón de información clasificada que podremos usar en su contra y así escapar.-
-          Sí, lo había entendido. Realmente es una gran oportunidad para poder usarla en nuestro favor, pero encuentro que es demasiado raro que de repente os dejen actuar con vuestros métodos mientras me espiáis. ¿Vosotras no?
-          Claro que sí, pero igualmente el trío rebelde les puede ganar. Este es nuestro terreno y no el suyo, además tenemos todas las de ganar… nos dejarán las claves de acceso y Cat podrá codificar todos sus archivos y así saber qué pasó con aquel grupo.- Dijo Ele completamente convencida de si argumento.
-          De acuerdo, Cat ¿estás de acuerdo tú  también?
-          Sí, creo que es una buena oportunidad pero creo que necesitamos más motivación aparte de querer huir.
-          ¿Quereis motivación? Yo os daré motivación… este Centro no nos ha dejado ver el mundo exterior… llevamos encerrados aquí desde que vinimos. Lo único que sabemos es que el Centro está en la cima de una montaña, de no sabemos dónde. Por no hablar de que estoy segura de qué queréis saber que pasó con vuestras familias ¿verdad?..- Y así continuó hasta que los convenció definitivamente a base de su dialéctica capaz de vender arena en el desierto.


Al final del día Jandro ya no podía más… llegó exhausto justo antes de que pagaran las luces a su habitación y se tiró a la cama para dormir. Se dio cuenta de que tenía un nota pegada en la cama. Era de Trevor. Mañana, maratón de pelis ponía. Esto hizo que Jandro se durmiera definitivamente, esta vez con un pretexto feliz: por fin podrían huir del Centro y además tenía verdaderos amigos a su alrededor. Además… estaba a 365 días menos de recuperar el tiempo perdido con su hermana. ¿O no?